Tratamiento de conducto
Durante este procedimiento, se abre la corona del diente, lo que permite al médico acceder al conducto radicular. Se extrae el tejido pulpar del conducto radicular infectado y se limpian los conductos. Se utiliza una serie de limas para eliminar cualquier tejido restante, agrandar ligeramente los canales y alisar las paredes de los canales. Una vez que la infección ha desaparecido por completo, lo que podría llevar unos días o más, los conductos radiculares se sellan con un material llamado gutapercha o con un sellador de conductos radiculares para evitar que las bacterias o los desechos entren en los conductos radiculares y provoquen más infecciones. Finalmente, la corona del diente se sella con un empaste o corona.